Pórtico de la Gloria , Catedral de Santiago de Compostela, siglo XII
Maestro Mateo 1168-1188
Su autor es el Maestro Mateo, arquitecto de Fernando II de León, que supo plasmar en piedra un denso mensaje teológico que no sabemos quién lo ideó. . En 1168 se pusieron los fundamentos de esta obra y se finalizo en 1188 según consta de una inscripción en los dinteles. Para salvar el desnivel del terreno, el maestro Mateo construyó una cripta en forma de pequeño y bello templo que se llama la Catedral Vieja. Sobre esta base levantó el Pórtico de la Gloria , construcción de tres comportamientos cubiertos por bóvedas de crucería que cobijan el ingreso principal a la iglesia, compuesto de tres arcos abocinados que dan acceso a las tres naves, y de los cuales el principal tiene tímpano sostenido por un parteluz.
La interpretación de este mensaje ha suscitado una auténtica polémica entre los estudiosos en arte que se han ocupado del tema. De todas formas, es indiscutible que el mensaje catequético del Pórtico responde a su condición de nartex de la Iglesia meta del Camino de peregrinos. Será, pues, un mensaje primariamente para ellos, y sólo desde la peregrinación se podrá interpretar adecuadamente.
El propósito de la peregrinación terminó marcando caminos desde todos los rincones de la Europa Medieval hasta Santiago. Puente La Reina , en Navarra, es el lugar a donde todos confluyen convirtiéndose en un sólo camino hasta Compostela. Al final, el Maestro Mateo supo resumir en el más genial de los pórticos el significado simbólico del Santuario Apostólico: La Jerusalén Celestial. Como él corona su peregrinación abrazando la columna sobre la que descansa la estatua sedente de Santiago, así también la humanidad entera coronará el esfuerzo de su historia resucitando e incorporándose al Reino de Dios en plenitud, realizado en la magnífica iconografía del Pórtico de la Gloria.
Significado del Pórtico
Esta idea final la toma Mateo del Apocalipsis de San Juan, según la cual el templo apostólico es el símbolo de la nueva Jerusalén que desciende del Cielo. Se trata, pues, de una representación de la ciudad Celeste tomando para ello símbolos provenientes del Apocalipsis de San Juan, del Libro IV de Esdras, y de los elementos apocalípticos contenidos en los profetas Isaías, Ezequiel y Daniel.
Rodeando el trono del Salvador vemos los cuatro evangelistas en actitud de escribir el Evangelio sobre cada uno de sus animales simbólicos: San Mateo sobre el cofre de recaudador de tributos; debajo San Marcos sobre el león alado; a la izquierda San Juan sobre el águila y debajo San Lucas sobre el Toro. Junto al trono jalonándolo, dos ángeles que a ambos lados homenajean al Señor.
El Maestro Mateo ha concebido el Arco central del Pórtico como una pequeña ciudad con su templo y su liturgia propias. En esta ciudad nadie puede entrar sin estar escritos en libro de la vida; en ella se entra incluso llevados por ángeles.
Columna del parteluz: La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos.
En el capitel que se encuentra tras la corona del Apóstol vemos representado uno de los episodios simbólicos más característicos de la vida de Cristo: Las tentaciones. El diablo en figura repugnante y monstruosa tienta en tres ocasiones a Jesús que, una vez rechazadas las tentaciones, es servido por los ángeles.
Arco lateral izquierdo: En este arco encontramos representado un tema del Antiguo Testamento: La expectación mesiánica. Todo el antedicho Testamento gira en torno a él. El autor del Pórtico se ha inspirado en el libro IV de Esdras.
La primera arquivolta nos muestra una serie de figuras envueltas en la fronda. En el centro con una corona en la cabeza nos encontramos la figura de Dios Creador, a la derecha de Dios está Adán, sin corona ya que perdió la inocencia; a su lado vemos la figura de Noé, que es el nuevo padre de la humanidad al haber perecido todos los demás en el diluvio; después viene coronado Abraham, a continuación Esaú y Jacob; sólo Jacob aparece coronado como heredero de la promesa y bendición de Abraham. A la derecha de Dios tenemos en primer lugar a Eva, sin corona también por el mismo motivo que Adán, después Moisés, a continuación David el rey; las dos figuras restantes parecen representar las tribus judías y Judá y Benjamín, ya que eran consideradas como restauradas por el libro de Esdras. Se trata pues de la representación de la primera promesa de Salvación y su realización en el Antiguo Testamento.
Su segunda arquivolta nos lleva a un tema sumamente interesante y actual. Se trata de presentarnos un símbolo o tipo, de la salvación de los hombres en el destierro y opresión que padeció en Babilonia el pueblo de Israel, inspirándose en el libro IV de Esdras (Cap. 13,25-7). Las figuras que aparecen son diez y representan a las diez tribus de Israel, menos Judá (tribu de Cristo) y Benjamin.
Todas las figura están coronadas, símbolo de los privilegios y promesas que gozan los judíos; el bocel que las aprisiona contra la arquivolta simboliza la esclavitud y cautiverio a que están sometidas; las cartelas que tienen en su mano simbolizan la Ley que ellas observaron cuidadosamente en el destierro. La figura central de Cristo las atrae hacia la salvación, simbolizada en las que van pasando al arco central del Pórtico desnudas y con la Ley en la mano, pero coronadas y libres de la esclavitud. Cristo pues es el libertador.
Sin embargo, podemos ver en esta representación una visión de Cristo liberador. Sin duda es éste el sentido profundo del Juicio. Al lado izquierdo se muestra a los esclavos del orgullo y egoísmo. Basta ver como las figuras atenazadas por monstruos están comiendo y bebiendo tranquilamente. ¿No es acaso un esclavo el alcohólico, el ludópata, el drogadicto, el cleptómano y tantos otros? ¿No se hace el pecador adicto a su pecado? Jesús en el centro sirve de punto de crisis y liberación. Por ello, las figuras van pasando desnudas del hombre viejo, liberadas de sus esclavitudes al reino de la felicidad y del amor: La Jerusalén Celestial.
El Pórtico conserva parte de su policromía original retocada en el s. XVI. Es de notar no obstante que no está completo; al construir la fachada actual del Obradoiro se retiraron estatuas, alguna de las cuales se conservan en el museo catedralicio.
La música del Pórtico
Uno de los aspectos que más llama la atención dentro de la complicada composición escultórica del Pórtico de la Gloria es el referido a la variedad de instrumentos musicales que sostienen entre las manos los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, tallados en la primera arquivolta del vano central. Lejos de representar objetos inventados, son un completo catálogo de instrumentos reales y por lo tanto, un valioso testimonio que nos permite conocer cómo era, o al menos, cómo podía sonar la música de la época.
Entre unos y otros, los ancianos tañen instrumentos pertenecientes a casi la totalidad de las familias de cuerda medievales, que se podrían catalogar, adoptando su denominación más frecuente, del siguiente modo:
Fídulas ovales: su cuerpo tiene forma semejante al óvalo. Se ejecutaban con arco.
Fídulas en ocho: como los anteriores, también precisaban del arco para hacerlos sonar.
Arpas: también denominadas cítaras o liras.
Salterios: de forma triangular, los músicos precisaban tocarlos en posición vertical.
Cítaras: de forma trapezoidal, los músicos pulsaban las cuerdas con un pequeño apéndice en forma de púa.
Laúdes: con este nombre se designan unos pequeños instrumentos con mástil y caja en forma de media pera, con cuerdas pulsadas por plectros.
Organistrum: prolijamente citado en los textos medievales, sus cuerdas se hacían sonar frotándolas con una rueda de madera.
Dada la fidelidad con la que fueron representados hasta en sus más mínimos detalles, estos instrumentos se han podido reproducir en nuestro tiempo. Así se ha contribuido de modo más efectivo al conocimiento de la música de la Edad Media.
Influencias porteriores
Aún, los principales protagonistas del Pórtico que son Cristo en Majestad y el apóstol Santiago conservan un solemne hieratismo, pero no así el resto de las estatuas. En especial, nuestra mirada se fija en la abierta sonrisa de Daniel y en las conversaciones que parecen mantener profetas y apóstoles que giran sus cabezas para facilitar tal diálogo.
Este hecho va a ser la norma heredada en el arte gallego durante los siguientes dos siglos. Y en que en Galicia, como en pocas partes de España, la estela de las formas románicas perduró de manera constante durante los siglos XIII y XIV, e incluso en edificios del XV todavía se aprecia la herencia románica. El verdadero gótico tuvo grandes dificultades de penetración, bloqueado por las estructuras tardorrománicas inerciales complementadas con la escultura naturalista y barroca heredada de Mateo.
El Pórtico de la Gloria y el estilo mateano influyeron en la evolución hacia el naturalismo del románico español de los siglos XII y XIII. Al margen de Galicia, no hay más que observar la relación entre la portada occidental de la Basílica de San Vicente de Ávila y el portal compostelano o las portadas y escultura de diversas iglesias zamoranas como las de Benavente, donde incluso los ángeles de las mochetas adoptan las mismas posturas que en Santiago.
gran información muchas gracias me ha ayudado mucho
ResponderEliminarme gustaría mas la información resumida
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